La Vera es un auténtico paraíso para las actividades al aire libre. Un entorno natural impresionante repleto de paisajes que te dejarán sin aliento y que te ofrecen un montón de posibilidades de ocio multiaventura, desde piragüismo a parapente pasando por senderismo, descenso de barrancos, actividades hípicas e incluso golf.

"un auténtico paraiso para actividades al aire libre"

Pero además tendrás la oportunidad de vivir la historia en primera persona, paseando por lugares repletos de sabor donde aún resuenan ecos de otros tiempos entre el empedrado de sus callejuelas. Refugio de emperadores, testigo de antiguas civilizaciones, cuna de leyendas y tradiciones, crisol cultural, tumba de reyes, la Vera tiene mucha historia que contarte. Y, por supuesto, para ponerle el mejor sabor a tu estancia, en La Vera podrás degustar una gastronomía única, inspirada en el respeto al producto, en la que conviven recetas ancestrales realizadas al chupchup del fuego lento con la restauración más actual, con platazos creados para que disfrutes en cada bocado.

¿Qué hacer en la Vera

Actividades al aire libre

Si lo tuyo es la adrenalina, todo lo que necesitas para retarte a ti mismo. Podrás sentirte en tu elemento eligiendo tu aventura favorita como rutas en bicicleta, senderismo, descenso de piraguas, barranquismo, tiro con arco o escalada.

Parapente

Surcar los cielos a vuelo de pájaro te dará una perspectiva única de la belleza de este entorno natural privilegiado. Tendrás la oportunidad realizar parapente y volar en plena Sierra de Gredos, explorando el encanto único de la comarca.

Golf
Caballos

Si quieres mejorar tu swing, bienvenido a la Vera. Porque muy cerca de Lanzaroco encontrarás campos de golf perfectos para dar rienda suelta a tu hobby. Para los amantes de los animales la variedad está servida.

Podrás elegir entre rutas a caballo, conocer mejor a los asnos o descubrir la fauna salvaje del cercano Parque Natural de Monfragüe.

Actividades culturales

En un lugar tan rico en historia y tradiciones como la Vera, las opciones son casi infinitas. Podrás elegir entre viajar al pasado de la humanidad disfrutando de las pinturas rupestres del Risco de la Zorrera en la Ruta Candeleda- El Raso o explorar las huellas del Neolítico en el dolmen del corredor de Villanueva de la Vera. Aunque quizás prefieras adentrarte en la época celta a través de la visita a los distintos asentamientos castrenses de la zona o deambular por la que fue provincia romana de la Lusitania, visitando los restos de la calzada romana de Talaveruela de la Vera o admirando una de las más imponentes necrópolis de aquellos tiempos, La Berrocosa, en Jarandilla de la Vera.

Cuentan las crónicas de la época que coincidiendo con la Reconquista se produjo también la repoblación de la comarca. Quizá sea a este momento de la historia, donde nace la Vera como tal, a donde quieras trasladarte. A esa Edad Media en la que nacieron Valverde de la Vera, Villanueva, Aldeanueva o El Losar y donde a finales del siglo XIII bajo el mando del rey Sancho IV se impuso el régimen señorial, concediendo el lugar de Valverde y sus aldeas al Canciller de la Reina y Abad de Santander, Don Nuño Pérez de Monroy.

Quizás para entender mejor este despegue de la Vera en la geografía política, económica y social de la época, es necesario hablar de los grandes artífices de este milagro económico: las aljamas judías. Grandes familias que contribuyeron con sus abultadas fortunas a la corona pero sobre todo a embellecer la comarca dejándonos como testigo de su paso templos tan bellos como el de la Virgen de Fuentes Claras en Valverde de la Vera, la iglesia de San Pedro Apóstol en Aldeanueva de la Vera o la de San Justo en Villanueva. De por aquellos tiempos data también la aparición de algunos de los monasterios más notables de la geografía nacional como el Monasterio de Yuste, si bien no fue hasta un siglo más tarde, cuando el emperador Carlos V decidió retirarse del mundanal ruido entre sus paredes cuando adquirió fama mundial.

Tal vez escojas perderte por la Sierra del Guijo, tierra donde –según cuentan las leyendas veratas – se alumbró a Viriato, pastor que acabó convirtiéndose en rey de los Godos por sus méritos militares o … quién sabe si optes por conocer el pasado musulmán de la Vera que junto al espectacular Monasterio de Guadalupe dejó un sabroso legado gracias a los nuevos cultivos que introdujeron en estas tierras, desde las naranjas o los limones, pasando por el algodón, el azúcar de caña así como el arroz, e incluso la oveja merina que daría lugar a una larga tradición pastoril en Extremadura.

La posterior concesión de señoríos a Plasencia y Jarandilla desató un auténtico juego de tronos en la región. Sin embargo, estas luchas nobiliarias nos legaron diversas joyas arquitectónicas que aún perduran y que te encantará conocer. Como la fortaleza en Jarandilla de los Álvarez de Toledo o el castillo de Valverde de la Vera.

¿A quién no le gustaría escaparse a esta época de esplendor del valle? A un momento histórico donde el auge nobiliario trajo la mismísima corona a la Vera en la figura de los Reyes Católicos, tan vinculados a esta tierra que incluso Fernando el católico murió en Madrigalejo.

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Para los apasionados de la historia contemporánea este rincón extremeño también alberga sorpresas, aunque no siempre buenas. De hecho, los diversos conflictos bélicos que se jalonaron a lo largo de los siglos posteriores mermaron parte el patrimonio autóctono si bien, al albor del siglo XX, la labor de historiadores, arqueólogos y diversas instituciones tanto públicas como privadas ha recuperado en gran medida el acervo cultural de la región.

La Guerra de la Independencia hizo mella en la zona, especialmente en el Monasterio de Yuste. A manos de las tropas napoleónicas, el sitio fue incendiado privándonos para siempre de su magnífica biblioteca así como de la riqueza de sus retablos. No fueron tampoco buenos tiempos para la prosperidad de la Vera la Desamortización de Mendizábal ni la posterior Desamortización de Madoz, donde respectivamente se privó a la Iglesia y a las corporaciones civiles de sus bienes.

Afortunadamente para todos, el final del siglo XIX volvió a poner la cordura sobre el tablero de juego y, con ello, la recuperación de la zona y, de paso, el resurgir de la industria autóctona volcada eminentemente en la agricultura con el cultivo de patata y maíz en primer lugar para pasar, décadas después, al tabaco y el pimiento, auténtico patrimonio de la Vera.

Gastronomía

Sabores auténticos que enamorarán a tus sentidos, esa es la receta ancestral de la gastronomía verata. Una gastronomía bendecida por las bondades de un microclima propio, basada en el respeto al producto y en recetas creadas al calor del fuego lento que te permitirán disfrutar de platos de una calidad excepcional que te dejarán muy buen sabor de boca.

Otra de las grandes sorpresas que la zona depara a sus visitantes es la de pequeños restaurantes a la vanguardia de la gastronomía nacional por jóvenes e innovadores cocineros. Lugares repletos de delicias gastronómicas en la que el respeto al producto se combina con técnicas de fusión para ofrecer una auténtica fiesta a tus papilas.

En esta cocina podrás encontrar frutas de temporada como cerezas, castañas, kiwis, higos, nueces o frambuesas sin olvidarnos de las verduras y hortalizas con el verdadero sabor de siempre, orgullo de la comarca.

Y por supuesto, en el repaso de la tentadora gastronomía local no podía faltar la joya de la corona: el pimentón con denominación de origen. El pimentón de La Vera, elaborado con pimentón de la zona, secado artesanalmente con humo de leña de roble y encina.