Valverde de La Vera

Declarado en 1970 Conjunto Histórico Artístico, Valverde de la Vera se siente orgulloso de su pasado tal vez por ser uno de los pueblos mejor conservados de la comarca y el más representativo de la arquitectura judeo- medieval características de la Vera.

Valverde lo tiene todo para enamorarte porque “el Valle Verde de la Vera” es un rincón único en el mundo con el encanto de lo auténtico y donde la historia se siente más viva que nunca.

Desearás perderte querrás evadirte

Cuando vengas querrás perderte por los recovecos de sus calles empedradas, estrechas y sinuosas, diseñadas cuando nacía la villa a mediados del siglo XIV para resguardar a los vecinos de las inclemencias. No escaparás al encanto de las “regueras”, las acequias a mitad de calle, por donde fluye el agua para el regadío de las huertas colindantes.
Pero, lo que te atrapará definitivamente es ese llegar y sentirte como en casa que te regala su arquitectura hecha para el bien vivir, orgánica, repleta de belleza y que, a cada paso, te permitirá encontrar vestigios de un glorioso pasado señorial que da buena prueba de la vibrante historia de la villa.

Parapente

Tras el clásico trazado en cruz de la villa, organizada a partir de una vía principal, la Avenida de los Condes de Nieva, con cuatro encrucijadas fundamentales –la Plaza de España, la de la Fuente de los Cuatro Caños, la de la iglesia y la Plaza del RolloValverde sorprende con un escenario de estampas únicas. Casas de planta baja, hechas de piedra y adobe con madera que se abren a balconadas jalonadas de plantas y geranios, plazuelas porticadas, soportales, antiguas murallas, castillo…

Golf
Caballos

No dudes en sentarte junto a los soportales de la Plaza de España, hechos con vigas de madera y balconada interior, con columnas de estilo gótico junto a la que podrás encontrar los mejores exponentes de la arquitectura popular verata.

Acércate también a la Plaza del Rollo para ver la Picota, una columna con fuste octogonal que se levanta sobre una base decorada con cadenas rematada con cuatro cabezas de animales y un pináculo con decoración gótica, donde están esculpidos los escudos de los Zúñigas y de los Monroy, construida presumiblemente para conmemorar la concesión de la categoría de “villa” a la histórica aldea.